top of page

Historia marcada con tinta

  • Alicia García
  • 19 dic 2017
  • 2 Min. de lectura

Un dibujo. Una marca personal.

Un simple estampado que solo cobra sentido cuando lo miras. Expuesto o guardado en los rincones más oscuros de nuestros cuerpos. Un sentimiento propio, único. Un dolor que solo conoces una vez lo experimentas. Es “ese” pinchazo, ese desgarro.

Un tatuaje no es una tontería, como muchas personas piensan. Algunos se tatúan por moda, otros por simple estética. Esta segunda opción me parece, en todo caso, más adecuada que la primera. No me gusta ver como ciertas personas deciden tatuarse “algo simple” que ni les va ni les viene, por simple moda o por 'postureo'. A veces nos falta personalidad.

¿Y lo bonito que es cuando ves un tattoo con significado?.Preguntarse uno mismo: ¿qué será y por qué?. Esa duda existencial que siempre nos pasa por la cabeza al ver el diseño o la frase de alguien impregnada en su piel. Sorprenderse al encontrar que esa persona tiene uno, y nosotros no lo sabíamos. Luego, excitarse por ello.

Cada diseño es diferente, cada persona elige una tinta y un formato distinto. Es arte y un trabajo que admiro. Ojalá pudiera dibujar bien y dedicarme a esto. Pero, me dedicaré a las palabras, que por lo menos, sale algo aceptable.

Es posible que a quienes nos gusta tanto y tengamos el “mono de tattoo” tras pasar tiempo sin tatuarnos, en otra vida hayamos estado tatuados enteros. Sino, no me lo explico. Considero que las pieles son preciosas, puede que llenarla completamente de tinta oscura, no favorezca en exceso, aun así considero que es flipante y admirable. La esencia reside en vivir el momento. Si te apetece tatuarte algo porque tiene importancia para ti, te gusta y apetece, hazlo y punto. Sin pensar en el futuro lejano. Nunca haremos nada que merezca la pena con ese pensamiento.

Un tatuaje también es historia. Nos representa y es nuestra marca personal, por siempre a nuestro lado.

Comentários


bottom of page