Aprender a Desaprender
- Alicia García
- 17 ene 2019
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 24 feb 2021
Vivimos en una sociedad estructurada, en la que los estereotipos y las profesiones están arraigadas a la base de nuestra creación. Los estándares sociales y los prejuicios nos hacen juzgar sin conocer y muchas veces por no estar informados. Existen ciertas profesiones que se tambalean entre extremos, un ejemplo, las artes escénicas. Son presas de los prejuicios sociales y de los pensamientos negativos. Relato una definición popular: Dicése del actor, aquel que no hace nada más que imitar un personaje, ponerse delante de una cámara y por ello ganar mucho dinero. Cuántas veces habéis escuchado “actor se nace, no se hace” o “yo también podría hacerlo”. No obstante, el otro extremo es la envidia y la admiración por ellos. El arte escénico así como la música, son la envidia de las profesiones, las más deseadas aún siendo las más juzgadas desde una visión externa. Pero, ¿serían igual de criticadas si se supiera cómo crece un actor, cómo se forma y las barreras que debe romper?

Método de Mijáil Chéjov
Existen diferentes métodos en el entrenamiento actoral, el más popular y utilizado por la mayoría de escuelas de arte dramático es Método de Mijáil Chéjov. “A partir de tu verdad y autenticidad, de la realidad más próxima a ti intentas exponer los sentimientos marcados por el personaje”, expresa Julia Martínez. Una joven de 21 años estudiante de máster de la escuela Bobina, centro de formación actoral. La parte teórica de este método reside en acercar la imaginación al cuerpo, en actuar con naturalidad cómo el actor ‘actuaría’ en esa situación en la vida real.
El caso de Julia Martínez es un claro ejemplo de la lucha por la pasión. Estuvo muchos años tapando con muros su ilusión por ser actriz, intentaba encontrar su lugar cuando en el fondo de su ser ya lo había encontrado pero el miedo a apostar por una profesión complicada hizo que no mirara con seguridad sin darle igual el qué dirán. “Para qué luchar por lo que amas si ya hay muchos otros buenos actores con prestigio que lo hacen mejor que tú. No, así no funciona. Yo no he nacido con ello, es decir, nadie de mi entorno se dedica a nada artístico. No tenía esa soltura pero al igual que muchos de mis compañeros, he trabajado muy duro para conseguirla en este mundo tan competitivo”, concluye Martínez.

En las escuelas de interpretación trabajan con las emociones, exprimen al máximo ese sentimiento. El actor crece cuando sabe que no hay problema en enseñarlas pero es uno de los deportes más exigentes que hay. Trabajar con uno mismo, junto a nuestro propio miedo es muy complicado. Su día a día es cien por cien práctico. Todo sucede sobre el escenario y siempre junto a trabajos en grupo. Se aprende como la vida misma, poco a poco y con buena letra. Los alumnos tocan los diferentes géneros teatrales y practican tanto deporte como baile para ampliar, también, otras ramas y evolucionar en otros aspectos.
Método Lee Strasberg
Asimismo, existen otras técnicas como el método Lee Strasberg. Esta, anima al actor a magnificar e intensificar su conexión con la obra mediante la traslación de las experiencias emocionales del personaje a su propia vida real. “Para mí, este método es un suicidio emocional, una carga que no podrás olvidar. Ese personaje siempre te va a recordar a un momento quizá doloroso y te torturará”, comenta la joven futura actriz.
“Nos enseñan a desaprender. La educación escolar, hoy en día, enseña a base del miedo. Se estudia por miedo a suspender. No se motiva al alumno a estudiar por lo que le gusta, a formarse y a aprender de ello. Un actor se forma ‘parando’, viéndose a sí mismo para, así, encontrar la forma de ver a su futuro personaje”, concluye Julia Martínez con resignación.
El proceso aprendizaje de un actor se basa en desaprender todos aquellos miedos que se ha generado. En pocos años ‘desaprendes’ para volver a aprender aquello que sí es realmente valioso. Dejando ese lastre de prejuicios e inseguridades que se crean mientras crecemos. Te enseñan a ver la vida de una manera más sencilla. El único inconveniente de esto, es que se ve ‘extraño’ y por eso el actor es ‘diferente’ según los parámetros sociales. La educación, sobre todo, primaria no le da importancia a las emociones, al conocerse a sí mismo y concretamente esta, es la base del aprendizaje actoral.
A cada paso que crece la formación del actor también lo hace su persona, derribando barreras y experimentando con los sentimientos y las emociones. Así es como un artista se forma.
Os dejo aquí el cortometraje "Adventure Found Me (A Tomb Raider Fan Film)" dirigido por Caudas dónde Julia Martinez es la protagonista:
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